lunes, 6 de junio de 2011

Seguimos pensando igual que hace años, pero ahora podemos hacer algo, o mucho.

Recuperamos esta entrada del 26 de Agosto de 2009, una de las primeras de este blog y que da una idea de la trayectoria que nos marcamos al inicio de nuestra andadura y del compromiso adquirido para con el pueblo de Marmolejo.

"Nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo honrado".


Louis McHenry Howe


Todos pensamos en las cualidades que debería tener un político, aunque se podrían destacar las siete siguientes, como de las más importantes, merecedoras de una reflexión y una mirada a nuestro alrededor. Por algun sitio hay que empezar:

1º Contrario al esquema de Líder + Redil. Un político debiera sentirse como alguien que dedica una parte de su vida al servicio público, a resolver los problemas de una comunidad. Nunca debe creerse alguien superior, cuya soberbia visión debe ser comunicada o impuesta a su pueblo. Debe recordar en todo momento su condición de servidor, no de mandatario. Sólo se puede gobernar a la ciudadanía, sirviéndola.

2º Impulsor de equipos y organizaciones. Un político contemporáneo debe reconocer que la diversidad de los problemas actuales requiere soluciones complejas que movilicen a toda la ciudadanía, articulando actuaciones con grupos numerosos y plurales, instituciones diversas y todos los recursos sociales existentes.

3º Equilibrado y ecuánime, incluso en las opciones dentro de su partido, entendiendo la política como un caballo: peligroso en sus extremos e incómodo en el centro. Un político perfecto sabe que su función es como la mano que mece la cuna, el profesorado que despierta o el progenitor que prudentemente vela por su familia. Debe ser realista, es decir, un optimista con experiencia.

4º Con dedicación a la política limitada en su vida. Ojalá reconociésemos la profesión previa en nuestros políticos, distinguiendo al médico, al profesor, al economista que hay antes de entrar en política, con una dedicación a la que volverán pasados sus años de servicio político. El político perfecto es un amateur, dotado de profesión, familia y militancia, a quien llega la hora de pasar a primer plano por un período. No debiera ser alguien demasiado joven, ni alguien que ha vivido siempre en y de la política. Debe disponer de una vuelta a su vida anterior. La política sólo puede entenderse como la continuación del servicio prestado desde una carrera,... por otros medios de mayor alcance social.

5º Sincero y coherente. El arte de servir a los demás solucionando los problemas públicos sólo puede ejercerse sin mentir nunca al electorado, aunque no siempre se pueda decir toda la verdad. Un político, a diferencia de lo que abunda es justamente lo contrario de Zelig, el hombre camaleón que adoptaba el aspecto físico de sus interlocutores.

6º Un político nunca es suficientemente sobrio, porque la moderación, la frugalidad, la sensatez debe aflorar diariamente, en cada acto, en cada declaración. Un político perfecto es un deportista modelo de fair play, que sabe perder y sabe ganar (a menudo, lo más difícil de gestionar). El político perfecto debe ser amante de la humildad: Ibarretxe, ante el lujoso despacho de una naciente compañía pública cuando era vicelehendakari, dijo que aquello era el mejor ejemplo de lo que… no debía hacerse nunca con el dinero de todos.

7º Con mentalidad de puente y no de muro, sin miedo a la Paz, que no necesite enemigos, que como estadista piensa en la próxima generación, y no en la inmediata cita electoral.

Es nutrido el "cajón desastre" de políticos, con larguísima duración en cargos, sin incompatibilidades, también abundan los trepas, los tránsfugas, los que buscan un retiro en ... Pero lo que necesitamos es un liderazgo político propio del siglo XXI, con mujeres y hombres que sepan trabajar con equipos propios y pactar con los adversarios políticos para la resolución de las necesidades reales. Políticos que pretendan convencer y ganar votos, remediando desgracias y no buscándose nuevos enemigos. Necesitamos salir de este “camarote de los hermanos Marx” en que han convertido la política de enfrentamientos surrealistas, que entiendan que la política es mucho más que echar la culpa a los demás y que tras un máximo de ocho años hayan de volver a su quehacer habitual.
Publicado por Catafracto

1 comentario:

  1. Absolutamente de acuerdo en todo, menos en una cosa, el punto 4º.
    Vamos a ver, está muy bien eso de que a un politico se le reconozca su verdadera profesión y a través de ella o de los conocimientos que haya adquirido para conseguirla, catalice sus dotes como profesional y como persona en la política. Pero no nos olvidemos de una cosa, y sobre todo en el tema que nos atañe aqui en Marmolejo, como en cualquier otra localidad en politica municipal: para hacer política hay que dedicarse en muchos casos en cuerpo y alma a tu gente, a tu pueblo, a la gestion de recursos y personal. Para llevar adelante un Ayuntamiento, por ejemplo, se necesitan políticos, no sólo funcionarios o trabajadores de todo tipo; hace falta ese político, elegido por el pueblo, para coordinar todo el trabajo diario de una institución como esta. Los politicos dedicados exclusivamente a esta labor, ya podrán ser mas o menos, 1, 2, 3... o más, los que cada localidad necesite, pero siempre se tienen que dedicar algunos a ese trabajo, ya sean maestros, medicos, abogados, peritos, etc.. en su vida privada.
    No os equivoqueis, un alcalde, tiene que ser por encima de todo, alcalde, y sacrificar muchas cosas, entre otras, su profesión anterior, su tiempo libre, e incluso a su familia. Para trabajar por tu pueblo, tienes que dedicarte en cuerpo y alma, y por su puesto, si sacrificas entre otras cosas, tu profesión, porque así lo requiere el cargo, debes percibir una retribución por ello, o ¿de qué vais a vivir los que trabajais por el pueblo y sacrificais vuestros trabajos y familias?. Seamos realistas, la política es altruista en ocasiones, nadie debe pretender vivir de ella, pero la realidad es que el tiempo que requiere para ponerla en practica, para trabajar por tu pueblo, te priva de poder desempeñar otra profesión. Por tanto, es en ese instante, en el que la política se convierte en profesión también, temporal, pero profesión, y por cierto, llevada con pasión, respeto, amor a tu pueblo y honradez, es una profesión muy bonita.
    Gracias.

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