martes, 8 de mayo de 2012

La deuda es una excusa artificial y necesaria para la represión de derechos y libertades, un timo, el reto es superarla y poner el contador social a cero.

Romper la deuda

Pablo Bustinduy
Madrilonia


“Cada año, un nuevo déficit. Cada cuatro o cinco años, un nuevo préstamo. Y cada nuevo préstamo brindaba a la aristocracia financiera una nueva ocasión de estafar a un Estado mantenido artificialmente al borde de la bancarrota; éste no tenía más remedio que contratar con los banqueros en las condiciones más desfavorables.”

Karl Marx, La lucha de clases en Francia, 1848-1850



Hace unas semanas, el FMI lanzó un mensaje apocalíptico sobre la insostenibilidad de nuestro sistema de pensiones.“Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante”: así explicó su director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales que el aumento de la esperanza de vida en los países ricos supondrá una carga insostenible para los actuales modelos de cotización. Poco importa que el presupuesto mismo de la frase sea mentira, y que en los Ländern del Este de Alemania, donde se aplicaron precisamente las soluciones sugeridas por el FMI (recortes de prestaciones, retraso de la edad de jubilación, flexibilización del derecho laboral), la esperanza de vida de los ciudadanos con rentas más bajas haya caído en la última década de 77,9 a 74,1 años.

La obscenidad ideológica de la frase está en su misma superficie, en la naturalidad con que confunde dos movimientos que parecerían en principio antagónicos y opuestos entre sí. Por un lado, la frase coloca la vida frente a las finanzas (ese “pero” sintomático y adversativo: vivir está bien, siempre y cuando no interfiera con la lógica de los mercados), como dos factores de una relación inversa. Por el otro, dice con una rotundidad casi inconsciente que la vida es de por sí un objeto financiero, y no cualquier objeto, sino la forma predilecta de la gramática especuladora: un riesgo. Juntos, esos dos movimientos describen un hecho fundamental de nuestro presente: allá donde la vida deja de ser productiva se convierte en una amenaza potencial. Cuando la fuerza social no se deja integrar o subsumir en la lógica financiera, la vida misma se convierte en una interferencia que debe ser neutralizada. Leer entero.

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