lunes, 17 de septiembre de 2012

La presión sobre los más desfavorecidos y perdedores de una economía de casino que nos está llevando a otra de guerra.

No hay derecho…

Jaime Richart
Rebelión


España viene siendo un barco con muchas vías de agua aún por obturar: heridas profundas dejadas por una guerra civil que los hijos y nietos de los vencedo­res impiden cauterizar; rencillas derivadas de mentali­dades opuestas conformadas con arreglo a cunas, cli­mas y educaciones dispares; mentalidades, unas histó­ricas, determinadas por atavismos y costumbres pri­mitivas que aún perduran, y otras sobrevenidas por la política y, sobre todo, por la presión que sobre la so­ciedad española sigue ejerciendo la religión de corte nacional-católico.

Pues bien, en medio del naufragio ahora consumán­dose y que sólo la euforia de unos años locos pudo ocultar a la consciencia colectiva, millones de ciuda­danos y familias viven destrozados por el derroche, por la incompetencia, por la malicia y por el sistemá­tico saqueo de numerosos cargos públicos y otros pri­vados relacionados con la banca. Millones malviven o sobreviven, mientras unas decenas de miles viven a cuerpo de rey, incluído, naturalmente, el rey, sus pa­rientes y los beneficiarios del nepotismo Leer entero.

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