viernes, 7 de diciembre de 2012

la épica del cambio revolucionario está en la lucha en la calles y no en las moquetas del parlamento

Hay que enterrar el cadáver insepulto de la constitución
Emilio Pizocaro
Rebelión

El hedor ha traspasado los muros de palacio alcanzado los confines del reino. Una noche del verano del 2011 doña Constitución recibió un golpe mortal de parte de dos supuestos hidalgos; Zapatero y Rajoy. Desde ese día no se ha podido recuperar. Fue rematada con sucesivas puñaladas en forma de salvajes recortes a los derechos sociales por el partido de turno en el poder. Hoy doña Constitución yace sin vida.

 La pregunta es, ¿porque no se ha enterrado el cadáver de este instrumento jurídico que debería ser la casa de todos ? O dicho de otra manera ¿quienes sostienen el “ancien régime” y su difunta constitución?

 Los hechos dan testimonio del pacto no escrito entre la “clase política” y los señores de la banca. Este compromiso, articulado a la sombra de los sables en la transición, ha vivido alimentado por más de 30 años de argamasa y ladrillos.

 El maridaje entre la “clase política” y la banca es innegable. España es el país que con más desfachatez muestra las desnudeces del poder constituido. La puerta giratoria entre los cargos políticos y los directivos de la finanzas está a la vista de todo el que quiera mirar. Como decía cierto personaje “son los mismos”. Exacto, son los mismo que se repiten una temporada en el Partido y la siguiente en el Banco o en la Caja. El ejemplo paradigmático es Rodrigo Rato. Solo hace una semana ha sido protegido de la comisión de investigación de Bankia por un acuerdo entre el PP y el PSOE. Leer entero.

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