lunes, 1 de diciembre de 2014

Frente Cívico ocupa un lugar destacado en el organigrama de Ganemos.

Ganemos elige a sus portavoces y avanza en su modelo organizativo 
Dos de los nuevas caras visibles de la agrupación son miembros del Frente Cívico de Anguita 
A. C. | ACTUALIZADO 01.12.2014 -

Ganemos Córdoba eligió ayer en asamblea sus portavoces que "serán la cara y la voz" de la agrupación de electores hasta la elección de candidatos tras las primarias, así como su modelos de propuesta organizativa. Los portavoces serán Sonia Rosas, Ángela Sánchez, Juan Ribera y Jorge Alcázar. Rosas es una de las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Comunicación, es educadora comunitaria en un centro municipal de servicios sociales y colabora con Stop Desahucios y con Córdoba Pública. Por su parte, Ángela Sánchez es actriz y participa en distintos movimientos sociales, mientras que Juan Ribera, director de instituto, es activista social y pertenece al Frente Cívico. Por último, Jorge Alcázar es profesor de educación secundaria, miembro del Frente Cívico y participa en las Marchas de la Dignidad 22M, según apuntaron ayer desde Ganemos Córdoba. De esta manera el Frente Cívico que lidera el exalcalde de Córdoba Julio Anguita ocupa un lugar destacado en el organigrama que poco a poco va conformando Ganemos. Leer entero

1 comentario:

  1. He visto un comentario sobre la campaña de la aceituna que me ha causado sorpresa pues creo que los temas del campo deberían de ocupar más espacio en nuestros medios de comunicación local.
    Nunca entendí bien porqué la actividad humana que más PIB genera a nuestra tierra la tenemos tan relegada a un segundo plano, como si tuviéramos que avergonzarnos de ser agricultores; incluso recomendamos, para empezar, a nuestros hijos que no se dediquen a la agricultura, un sector productivo, dicho sea de paso, donde la población activa es ya muy mayor y se echa en falta el relevo generacional.
    Hay mucha gente cuyos hijos podrían obtener rentas con el cuidado de sus fincas, pero acaban optando por arrendarlas con tal de que éstos no pisen el campo. Eso en Cataluña o en la Rioja no se concibe de la misma forma; allí las familias con viñedos o frutales especializan a sus jóvenes con estudios relacionados en estos menesteres para que puedan continuar viviendo de las explotaciones familiares heredadas de sus antepasados, eso si, modernizándolas y adaptándolas tecnológicamente a los tiempos. A lo mejor aquí el subsidio agrario ha contribuido negativamente, desactivando a los pequeños agricultores restándole en consecuencia inicativa emprendedora.
    Algunos jóvenes, afortunadamente, si han optado inteligentemente por el campo y me cuentan que tienen para vivir dignamente y no tener que andar en las colas del paro, aunque sufran algunos periodos de inactividad. Yo creo que esa es una opción válida que debería de reflexionar la juventud que está desesperada y que no sabe en que invertir su vida. Creo que sulfatar los olivares, coger las aceitunas o plantar tomates o lechugas, en absoluto es una tarera indigna, sino todo lo contrario.
    Sinceramente del campo aún se puede obtener más riqueza y valor añadido en beneficio de las economías de nuestros pueblos, pero está claro que difícilmente podremos mejorar algo en lo que no creemos y en donde nos da reparo trabajar, porque también, en cierta manera, nuestro ego se siente degradado.
    Sírvanos como acicate la existencia en Andalucía de sectores agrícolas dinámicos que son ya punteros a nivel mundial y que han conseguido situar a nuestra región en la cabeza de las exportaciones comerciales por encima incluso de Cataluña, y todo sencillamente porque se lo han currado y porque creyeron y tuvieron fe en nuestra agricultura; en la calidad que encerraban sus productos y en sus personas.

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