miércoles, 26 de abril de 2017

cuestión de vida o muerte; la revolución de la honradez.


La gangrena de la corrupción necesita una respuesta inmediata, una movilización contundente y una contundencia ejemplar, como si la vida nos fuese en ello. Julio Anguita, desde el Frente Cívico Somos Mayoría ha hecho una llamada en este sentido. En nuestras manos está comenzar la marcha, dar el primer paso y seguir hasta el final. Paso corto y vista al frente.

Los políticos y sus amos NO pueden ordeñar eternamente a un pueblo, que se empobrece, mientras ellos engordan

En esta tierra fallida de promisión democrática y libertaria para el pueblo llano, jardín de un edén en el que se hace cola junto a los manzanos que  no dan abasto a producir la fruta prohibida de la corrupción de la que se alimentan exclusivamente lo peor, y  la flor y nata, de la sociedad,  ejecutora del indulto al político corrupto, vergel de empresarios corruptores, regado con sobres negros, tarjetas negras, dinero negro, paraíso de los poderosos,  paraíso de paraísos fiscales y de fiscales de saldo a sueldo sin redención posible, de financiación ilegal de los partidos, de asociación con carnet para delinquir  y de la inmunidad a golpe de padrino y pelotazo; en esta tierra hace falta una revolución como el comer, más que el comer, es cuestión de vida o muerte; la revolución de la honradez.

Aquí, en el erial patrio por el que vagan millones de parados y se ha instalado la pobreza, donde junto a cientos de miles de desahuciados y excluidos, son legión y carne de cañón en manos de un gobierno sin escrúpulos que solo debe pleitesía a la banca y los oligarcas que los ceban, donde los dependientes son abandonados, hace falta una ola de fundamentalismo de rectitud, integridad y decencia. Nada hay más importante que el pueblo. Atender a los que menos se pueden valer y son vulnerables, es el deber sacrosanto de esta sociedad y si los que la dirigen no lo entienden así, si siguen pensando y legislando para que el negocio de la banca esté antes y por encima de las necesidades de las personas, entonces es que no se enteran y están sobrando. Roma no paga traidores.

Y ha de empezar por la calle, con los que nada tenemos que perder, porque ya nada nos queda, solo las manos y la lucha frente a los que nos están robando todo: somos la mayoría de los españoles, los de a pié, los administrados olvidados, a los que se les engaña a diario, los que ya no pueden soportar ni un día más el expolio de esta maldición, de este castigo cuasi bíblico, o al menos de dimensiones mitológicas, cuando el verdadero pecado ha sido mantener a una sinarquía, una banda de banqueros y políticos corruptos, por encima de nuestras posibilidades.

Hay que legislar rápido para poner en cuarentena toda la clase política española, si es que asumimos que tenemos un problema extendido, grave y generalizado. Soluciones extraordinarias para complicaciones extraordinarias. Aún así es sencillo, investigar, y depurar responsabilidades, para separar el trigo de la paja y terminar de identificar de una vez por todas, por un lado, los mangantes que nos roban, y del otro, las personas honradas que se esfuerzan por servir a la sociedad. ¿Esto como se hace? Con voluntad y las ideas muy claras. Hay mecanismos, solo hay que aplicarlos e implementarlos eficazmente, con contundencia y transparencia, con ejemplaridad en las formas, en la rapidez y en las consecuencias penales y económicas.

Entiendo que, debido a la gravedad de la situación actual, sería importante que el mensaje quedará meridianamente claro, negro sobre blanco, y se debería empezar por prescindir de toda una serie de personajes y prácticas que viven y se enquistan perpetuamente en tierra de nadie,  escondidos y amparados detrás de la ambigüedad de un camuflaje formado por una gama de grises, matices borrosos, cortinas de humo, dudas calculadas, sombras y claro oscuros, que les permiten salir siempre indemnes de cualquiera de las situaciones turbias en las que se encuentran como pez en el agua. Como nuestro alcalde, Lozano, al que ni siquiera le afecta el Código Ético de su partido.

Si hubiera transparencia e integridad política, la inhabilitación de por vida sería el premio a una vida pública, insulsa, enredada, sin oficio ni beneficio, sin aceptar responsabilidades, siempre bordeando las líneas rojas, siempre presente y nunca responsable, estando y no estando, ignorando pero sabiendo, trabajando sin hacer nada, inocente en un mar de culpabilidad, víctima y verdugo, acusando a su antecesor y alabándolo con flores, bien pagado y sin controlar nada, omnipotente y sin enterarse de la misa la media, tirando la piedra y escondiendo la mano, vagando en tierra de nadie, queriendo serlo todo y no siendo nada..., y sobre todo, frente a la Justicia, un querubín asexuado de  santidad y misticismo candoroso cuya presunción inexpugnable de inocencia es continuamente violada con acusaciones infames e injustas...; póbrecillo, cree que como se rodea de ineptos, y palmeros, los jueces lo son también.

El mundo, nuestro mundo, no puede seguir al revés eternamente. Los políticos y sus amos NO pueden ordeñar eternamente a un pueblo, que se empobrece, mientras ellos engordan la cuenta bancaria y se hacen intocables, NO pueden hacer pagar sus excesos a las familias a cambio de nada, solo porque han pervertido el sistema a su favor, NO pueden hacer del obrero un prometeo al que todos los días le coma el hígado el águila de su corrupción y ambición desmedida, NO se puede cargar el peso del estado en los hombros de los más débiles, NO se puede robar más, NO se puede engañar más, NO hay porqué aguantar el doble rasero, la ley del embudo, los privilegios gratuitos, la estafa continuada y la chulería con que se desprecia al pueblo. Hay que cortar de raíz.

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